La globalización y la Ciencia Abierta ofrecen al investigador grandes oportunidades de difusión y colaboración científica. Este entorno de trabajo le enfrenta también a nuevos retos: el investigador ya no es solo un nombre conocido básicamente por sus publicaciones, sino también por su identidad y reputación en su campo de especialización (presencia online, actividad en social media, actividades de gestión y representación, organización y participación en eventos, peer reviewing, etc.). Esa proyección puede tener una gran influencia en su trabajo, en la medida en que puede contribuir a aumentar la visibilidad de sus aportaciones, conseguir un mayor número de citas y encontrar nuevas oportunidades de colaboración que lleven su investigación a otro nivel. En este nuevo entorno, pues, el investigador ya no solo debe publicar, sino también trabajar proactivamente en el desarrollo de su presencia y reputación online.
En este artículo revisamos el concepto de identidad online, su relevancia para los investigadores y las bases para su construcción.
¿Qué es la identidad digital?
Identidad es todo aquello que nos hace ser quienes somos, que nos diferencia de los demás, que nos hace únicos. La identidad es multidimensional y compleja. Entre los elementos que conforman nuestra identidad se cuentan nuestra historia (edad, orígenes culturales, familiares, lugar de nacimiento o residencia, experiencias vitales, etc.) nuestras características externas (género, voz y expresión, altura, peso, etc.) y propiedades internas (intereses, gustos, aspiraciones, creencias, etc.). Para algunos individuos, una parte importante de su identidad son también sus pertenencias o preferencias de consumo (elementos propios de sociedades de consumo), la gente de la que se rodea (amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc.), o su profesión. La identidad es, pues, una construcción, que en parte nos viene marcada por la biología y el entorno, y en parte desarrollamos voluntaria y activamente a lo largo de la vida.
El ámbito digital en red proporciona a la construcción de la identidad un espacio de proyección de enormes posibilidades, caracterizado por la posibilidad de desvinculación con el sujeto físico. En él, el individuo decide qué aspectos de su identidad quiere proyectar y en qué espacios, pudiendo crear múltiples identidades o expresiones de su identidad dirigidas a distintas audiencias (“online persona” o “avatar”) que pueden o no tener que ver con la identidad que normalmente muestra en el mundo analógico (en muchas ocasiones, estas identidades digitales se convierten en laboratorios, en los que el individuo explora dimensiones de su identidad que posteriormente puede llegar a incorporar a su identidad analógica).
Por su naturaleza, la identidad digital profesional es el tipo de identidad digital que debe guardar mayor relación con la identidad analógica u offline del individuo. Los méritos académicos y profesionales que presente nuestra identidad digital deben ser verificables. Sin embargo, aún hay espacio para la construcción de identidad, en la medida en que un investigador puede elegir qué aspectos de su trabajo (publicaciones, líneas de investigación, gestión, servicio, networking, etc.) le interesa desarrollar en cada momento. Eso sí, es importante que esa identidad se mantenga de forma coherente en todas las plataformas en las que se vaya a desplegar, para generar confianza en la audiencia.
¿Cómo abordar el despliegue de nuestra presencia online?
El primer paso para el investigador que desee desplegar su presencia online será reflexionar sobre las razones que le llevan a hacerlo:
- ¿Qué quiere conseguir? A un estudiante de doctorado le interesará empezar a ser conocido en su futuro campo de especialización, forjar credibilidad y obtener comentarios y valoraciones objetivas sobre sus avances (poniendo cuidado en preservar la originalidad de su investigación doctoral). A un doctor investigador junior le interesará que su presencia online le ayude en la consolidación de su carrera, fijando una imagen de solvencia, incrementando el número de citas recibidas y ampliando su red de contactos y colaboradores. A un doctor investigador senior le interesará incrementar el impacto de su producción científica, captar a los mejores investigadores para su equipo, etc.
- ¿A quién se dirige? El investigador debe considerar cuatro grandes tipos de público objetivo (target) de su labor: sus iguales (peers, otros investigadores), administradores/empleadores (universidades, centros de investigación, bibliotecas, etc.), ciudadanía (impacto social de la investigación) y medios de comunicación (periodismo científico, periodismo generalista). Podrá decidir poner mayor énfasis en uno o en varios de ellos, y adaptar los medios utilizados, tipo de contenidos, lenguaje, etc. en función de las características de cada grupo.
- ¿Qué puede ofrecer frente a su competencia? En un contexto científico globalizado y por tanto cada vez más competitivo, el investigador debe analizar su identidad y buscar aquellos aspectos que, guardando coherencia con su trabajo, puedan diferenciarle dentro e incluso fuera de su campo. Aquello que realmente le apasione será lo que mejor pueda relatar y, por tanto, generar más interés.
La cultura de la influencia en la red nos enseña que para lograr captar la atención y crear una comunidad activa y fiel de usuarios (seguidores, difusores de nuestros contenidos y contribuidores) resulta fundamental una gran capacidad de comunicación, inteligencia emocional para la gestión de la comunidad y, sobre todo, conexión emocional con la audiencia potencial. ¿Cómo conseguir conexión emocional? Elementos clave son el mantenimiento de una imagen positiva y diferenciada (imagen personal fácil de identificar y recordar, estética digital coherente con la imagen e identidad personal), el volumen de actualizaciones (presencia constante), la calidad (de los contenidos publicados o difundidos, de los participantes en la comunidad), respuesta ágil y suficiente a las aportaciones y comentarios de la comunidad, difusión de comentarios y opiniones sobre trabajos de otros o temas de actualidad (sobre todo en clave positiva), o la difusión de contenidos con carácter de exclusividad (por ejemplo, el “behind the scenes” de su artículo o proyecto de investigación, avances de sus próximas publicaciones o participación en eventos, etc.). Según Marshall (2017), incorporar esporádicamente detalles sobre nuestra vida privada nos humaniza y contribuye a crear una imagen diferenciada que además puede conectar emocionalmente con nuestro público.
Perfiles de la influencia online (Rampton 2016)